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PANELES SOLARES EN EL INSTITUTO SUPERIOR PRIVADO DE SALUD SAINT CAMILLE DE OUAGADOUGOU

Hace unos meses, durante una misión en Burkina Faso, tuvimos el placer de asistir a una ceremonia en el Institut Supérieur Privé de Santé Saint Camille de Lellis de Uagadugú, en presencia del Ministro de Sanidad burkinés y otras altas autoridades del Estado y la ciudad. Con motivo de esta celebración, se destacó repetidamente el gran valor del Instituto: un centro de estudios de enfermería, que se ha consolidado en el panorama sanitario del país por la alta especialización que ofrece a sus estudiantes, procedentes no sólo de Burkina Faso, sino también de otras 12 naciones africanas.

Burkina Faso sigue siendo una nación extremadamente pobre, donde la mayoría de la población vive en precario y sin acceso a servicios básicos de saneamiento, sanidad y educación. En los últimos años, la situación ha empeorado aún más debido al terrorismo que se ha cebado con el país.

Cultivar y especializarse en salud y enfermería parece ser una prioridad, y la escuela de Uagadugú ofrece una de las mejores vías de estudio. Para apoyar al centro y reforzar nuestro apoyo a la población burkinesa, inauguramos el 1 de marzo el projecto «Instalación de paneles solares en el Instituto Superior Privado de Salud Saint Camille de Lellis».que concluirá a finales de agosto e incluye la compra e instalación de varios paneles solares y un sistema para inyectar energía directamente a la red de consumo durante esos seis meses. El objetivo es garantizar la autosuficiencia energética del instituto mediante el uso de fuentes renovables.

Nos complace poder contribuir a la mejora de este centro de excelencia, con la esperanza de que siga siendo un importante centro de formación, no sólo para su país, sino también para los países vecinos, como lo es hoy.

EN EL MACO DE OUAGADOUGOU EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE TODOS

La MACO (Maison d’Arret et de Correction de Ouagadougou) es la mayor prisión de la capital de Burkina Faso. Las condiciones del centro son bastante precarias: el hacinamiento es el problema más evidente; de hecho, no hace mucho, se llegó a temer que el centro se derrumbara por el excesivo número de reclusos.

Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que las condiciones de vida y sanitarias estén muy por debajo de la norma. Los camilos de la capellanía penitenciaria se dieron cuenta de la necesidad de intervenir cuanto antes para que el trato fuera más humano, permitiendo a estos reclusos vivir la cárcel como una reeducación, con pleno respeto de los derechos humanos inviolables.

La situación en Burkina Faso es difícil desde varios puntos de vista: empezando por la pobreza endémica, hasta el terrorismo que se apodera del país desde hace varios años. Garantizar que los reclusos tengan una vida digna en la cárcel es crucial para evitar que surjan nuevos resentimientos que luego puedan degenerar en ira y violencia.

Para perseguir este objetivo, los camilos de la capellanía penitenciaria propusieron a Salute e Sviluppo participar en el «Projet d’humanisation de la Maison d’Arret et de Correction de Ouagadougou (MACO)». El proyecto consiste en proporcionar a más de 1600 reclusos las comidas que necesitan para mantener una dieta adecuada, suministrar mensualmente kits de higiene a unas 100 mujeres de la prisión, distribuir el jabón necesario para la higiene de 1600 personas, dar ropa a unos 50 reclusos -los más indigentes- y comprar todos los medicamentos necesarios para abastecer la enfermería de la institución y tratar enfermedades particulares.

En Salute e Sviluppo nos alegramos de poder contribuir a este proyecto: aunque los presos tienen una condena que cumplir, es justo que reciban un trato digno, con pleno respeto de los derechos humanos. Mejorar las condiciones de vida de los necesitados es nuestro principal objetivo en cualquier campo.

Será un año ajetreado, y las condiciones del país causarán sin duda algunas dificultades para el buen funcionamiento de este proyecto, pero confiamos en que, dentro del plazo fijado, se cumplan los objetivos.

Le mantendremos informado de todas las novedades.

EN BURKINA FASO CON UN OBJETIVO: CULTIVAR EL VALOR

Acaba de empezar el nuevo año y en Salute e Sviluppo ya estamos en marcha. Hace unos días finalizó la misión que nos vio en Burkina Faso para planificar las actividades del nuevo proyecto «Cultivar valor: buenas prácticas y métodos innovadores para una producción agroganadera integradora y sostenible», financiado por la Agencia Italiana de Cooperación y Desarrollo (AICS).
Esta nueva iniciativa se inauguró a principios de año y durante 36 meses apostaremos por reforzar las estructuras y actividades productivas que habíamos iniciado en 2017 gracias al apoyo de la Cooperación Italiana – MAECI, dentro del proyecto ‘Producción innovadora de arroz y valorización de productos locales para la soberanía alimentaria y el desarrollo rural sostenible en la zona de Bagré, Burkina Faso’.

Estamos de nuevo en Bagré, una zona rural del centro-este de Burkina Faso que, debido a su extrema pobreza, ha sido objeto de varias de nuestras intervenciones durante muchos años. En esta región, la población, ya agotada por las precarias condiciones de vida, debe hacer frente además al miedo y la violencia que ha traído al país el terrorismo islámico, que pretende hacer aún más inestable el ya frágil equilibrio del país.

El terrorismo, que se ha recrudecido en los últimos años, también dificulta la realización de proyectos de cooperación en amplias zonas del país, consideradas inseguras. En Salute e Sviluppo también nos topamos con esta triste realidad, al tener que coordinar el proyecto desde la capital, Uagadugú, en lugar de hacerlo directamente desde el lugar de intervención. Sin dejarnos desanimar por ello, decidimos, no obstante, asumir este nuevo reto, cuyo objetivo primordial es el desarrollo sostenible del sector primario burkinés.
La palabra clave es diversificación: durante estos 36 meses pretendemos que la producción agrícola y ganadera de la zona sea lo más variada posible, garantizando así a la población local no sólo alimentos suficientes, sino una dieta variada y la salvación de la desnutrición.

Al mismo tiempo, el proyecto reportará otros beneficios: gracias al fortalecimiento de las explotaciones y cadenas de suministro agrario existentes, se asegurarán más puestos de trabajo para los lugareños que, al integrarse en este sistema de producción, podrán aumentar la capacidad económica de las familias de la comunidad. Es de esperar que una mejora real de las condiciones ayude a frenar el deseo de emigrar, teniendo en cuenta la absorción de muchos autóctonos en los nuevos puestos de trabajo que se crearán.

Reforzar el sector primario es de vital importancia para alcanzar los objetivos del proyecto, ya que la agricultura y la ganadería siguen realizándose con métodos tradicionales. Un aspecto importante de la iniciativa es la promoción de la autonomía de la mujer mediante la transferencia de conocimientos a las mujeres locales, que tendrán así la oportunidad de mejorar la producción familiar de alimentos basada en la horticultura y los productos forestales.

El proyecto parece ambicioso en cuanto a sus objetivos y, al mismo tiempo, difícil debido al estado inestable y peligroso de la zona. Afortunadamente, son muchos los socios que participan activamente en el proyecto, aportando un valor añadido: la ONG Santé et Promotion Humaine (SAPHE), que colabora desde hace muchos años con Salud y Desarrollo para el desarrollo agrícola y ganadero del país, gestionando con personal local las cadenas de producción creadas con el proyecto anterior; el Departamento de Ciencias y Tecnologías Agrícolas, Alimentarias, Medioambientales y Forestales (DAGRI) de la Universidad de Florencia, especializado en la producción de alimentos y la protección y recuperación del medio ambiente en países tropicales y subtropicales, gracias a numerosas actividades de investigación y cooperación; la ONG AES-CCC, arraigada en el territorio burkinés desde hace muchos años con programas de lucha contra la malnutrición y la seguridad alimentaria, con especial atención a la capacitación de las mujeres tanto a nivel local como institucional.

Además, varios actores locales se suman a la causa ayudándonos en este nuevo reto: Bagrépole, las Asociaciones de Mujeres de la Región y los Departamentos de Gobierno a nivel municipal de la zona, todos ellos arraigados en el territorio con capacidad para actuar a tiempo en la resolución de cualquier problema.

A pesar de las dificultades endémicas de la zona, el proyecto Salud y Desarrollo está concebido para ser duradero, sostenible y arraigado en el territorio: el objetivo fundamental es provocar un cambio positivo en la capacidad productiva burkinesa, que se demostrará al cabo de los 36 meses, permitiendo a la población local mejorar sus condiciones de vida a largo plazo.

Estamos sólo al principio de esta nueva aventura, un reto ambicioso que esperamos ganar, gracias a la financiación de la AICS y a la valiosa colaboración de los socios. Siempre le mantendremos informado de los pequeños y grandes hitos que vayamos consiguiendo.

MUCHOS LOGROS EN BOSSEMPTÉLÉ

No han pasado muchos meses desde que os hablamos de nuestro proyecto Salud y Nutrición para la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé, que forma parte de la «Iniciativa de Emergencia de Apoyo a la Población Vulnerable en la República Centroafricana» financiada por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo (AICS), y cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de la población de la Subprefectura de Bossemptélé, especialmente castigada por la inestabilidad del país.

La República Centroafricana nunca ha gozado de una tranquilidad que le permitiera crecer y prosperar; al contrario, ha tenido que soportar numerosos golpes de Estado y otros tantos dictadores que, actuando sin escrúpulos, han permitido la explotación de los recursos del país, sin pensar en la cada vez más sacrificada población. La situación en los últimos años ha sido especialmente difícil: los grupos rebeldes se han enfrentado en varias ocasiones a las fuerzas estatales, provocando violencia y muertes, especialmente entre la población más vulnerable.

En este complejo contexto, el Hospital Juan Pablo II desempeñó un papel clave, proporcionando un punto de referencia para la población de la subprefectura. A pesar de los enfrentamientos y la violencia, el hospital siempre ha seguido funcionando y prestando ayuda.

Nuestro proyecto parte del Hospital Juan Pablo II con la intención de aumentar su capacidad para responder adecuadamente a las necesidades y requerimientos de la población. Antes de nuestra intervención, el centro no disponía de una sala de urgencias adecuada para recibir a los pacientes urgentes. Ahora las obras de renovación y ampliación de las instalaciones están casi terminadas y para cuando finalice el proyecto -diciembre de 2022- también está previsto dotar al servicio de urgencias de todo el mobiliario y la maquinaria necesarios.

Otra de las deficiencias encontradas en el hospital se refería al aspecto nutricional: un triple problema si se tiene en cuenta que la mayoría de los pacientes se encuentran en un grave estado de desnutrición en el momento de su ingreso, que la alimentación es necesaria para garantizar un tratamiento y una rehabilitación adecuados, y que la mayoría de los que vienen de los pueblos vecinos, una vez que llegan a la ciudad, no tienen la posibilidad de comprar nada en el mercado local debido a los precios excesivamente altos.

Por estos motivos, se decidió construir un comedor para ofrecer tres comidas completas al día -a base de cereales, carne o pescado- a los pacientes ingresados, que pueden así seguir una dieta correcta y un aporte calórico suficiente para ayudar a su recuperación. El servicio de comedor también se ofrece a los familiares que vienen de lejos y que cuidan de los pacientes más necesitados. Actualmente, se ofrecen más de 2.250 comidas al mes.

Para mejorar la calidad de los servicios del hospital, fue necesario formar a 38 trabajadores sanitarios en activo en disciplinas especializadas como la obstetricia y la oftalmología. Los cursos de formación ya están dando lugar a una mejora significativa del rendimiento de los hospitales.

Uno de los componentes más ambiciosos de nuestra intervención es el refuerzo de los centros médicos situados en los pueblos de los alrededores de Bossemptélé, donde los servicios son casi inexistentes. Gracias al proyecto financiado por la AICS, hemos rehabilitado -o en algunos casos construido desde cero- varios puestos de salud, cada uno de los cuales dispone de un pozo con acceso a agua potable. Las obras están casi terminadas y la población de las aldeas de Gbawi, Bodangui, Bombalou y Yangoro ya tiene acceso a los servicios sanitarios básicos, sin tener que hacer el viaje a la ciudad de Bossemptélé, salvo que sea estrictamente necesario para el tratamiento de enfermedades más complejas.

No sólo el refuerzo cualitativo del hospital y los puestos de salud, sino también un servicio de clínica móvil que, dos veces por semana, visita los pueblos de más difícil acceso, proporcionando tratamiento y educación sanitaria con reuniones de sensibilización sobre prevención y primeros auxilios.

Gracias al apoyo de la AICS, nuestro trabajo en la República Centroafricana ha alcanzado nuevas cotas que esperamos marquen el inicio de una vida mejor para muchas personas que viven en la subprefectura de Bossemptélé.

Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto Salud y Nutrición de la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé AID 05/RCA/12049/2021 financiado por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la opinión de la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. La Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo no se hace responsable de la información que se considere errónea, incompleta, inadecuada, difamatoria o de algún modo censurable.

UNA ESCUELA Y MUCHOS ENFERMEROS

Recientemente terminó la misión que vio a nuestra Directora de Proyectos, Mariella, y al P. Felice de Miranda, Presidente de Salute e Sviluppo, se desplazó a la República Centroafricana para el seguimiento habitual de los proyectos en curso en el país.

La zona en la que actuamos actualmente forma parte de la subprefectura de Bossemptélé, una zona especialmente pobre y carente de infraestructuras. El único centro sanitario de la zona es el Hospital Juan Pablo II, que, como hemos mencionado en repetidas ocasiones, fue fundamental para la población, especialmente durante los periodos más duros de la guerra civil que se libró en el país.
El 1 de enero de 2021 comenzó el Proyecto de creación de una escuela de enfermería: vías de formación profesional para mejorar las condiciones sanitarias en la República Centroafricana, financiado por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).

El objetivo de este proyecto es completar, de aquí a 2023, una escuela de enfermería con el fin de formar personal especializado que pueda poner en práctica los servicios prestados en el hospital. Además de la construcción de la escuela, está previsto construir una valla y un pozo. En una fase posterior, se comprará mobiliario, ordenadores y otros materiales para satisfacer las necesidades de los estudiantes que cursarán esta carrera certificada y reconocida a nivel nacional, que también aprovechará la sinergia con el Hospital Juan Pablo II para las prácticas de campo.

Si a principios de año os mostramos fotos de la construcción del pozo y del inicio de la valla, ahora podemos anunciar que las obras del edificio avanzan a buen ritmo, mientras que las del pozo y la valla han finalizado. Gracias a esta última misión, fue posible no sólo constatar los progresos realizados, sino también ayudar a las personas de contacto locales con el diseño más óptimo de la instalación, que se espera que esté lista en unos meses.

Nos alegra especialmente que, desde el inicio del proyecto hasta la fecha, la reacción de la población hacia nuestra iniciativa haya sido más que favorable: mientras que en el primer año se matricularon 11 alumnos, este año se seleccionarán 25 alumnos de entre los 30 solicitantes que se presentaron a la prueba de admisión de la escuela. Todos los profesores son catedráticos de Bangui, que imparten las clases con un alto nivel de exigencia, al final del cual se otorga un diploma -tras una evaluación positiva por parte de la junta examinadora- que es válido en todo el país.

Además, los trabajadores sanitarios de los puestos de salud de los pueblos de la zona también participarán en las clases el próximo curso, ya que el gobierno centroafricano ha estipulado que todo el personal de salud pública debe aumentar su nivel de competencia. Las autoridades gubernamentales han identificado nuestra escuela de enfermería como el lugar adecuado para su formación teórica y práctica y se encargarán de su preparación.

Además de aumentar el nivel del personal y del hospital, el proyecto también pretende aumentar la inclusión social y ayudar a muchos jóvenes a integrarse constructivamente en la sociedad.

Desde principios de año, los avances han sido notables, y falta poco para que la estructura esté terminada. Estos logros nos enorgullecen aún más, teniendo en cuenta la situación de la República Centroafricana, que sigue sufriendo una situación de inestabilidad muy fuerte que socava las bases de la mejora y el crecimiento. ¡Esperamos darles muchas más actualizaciones felices de nuestras actividades!

PIEDRA A PIEDRA SE CONSTRUYE EL FUTURO DE GARANGO

Al final de cada uno de nuestros artículos, prometemos ponerle al día sobre la marcha de nuestras actividades, somos fieles a nuestra palabra y estamos muy contentos de poder darle buenas noticias. Hoy, de hecho, les hablaremos del proyecto, que les presentamos hace unos meses, de construcción de una escuela infantil en la ciudad de Garango, en Burkina Faso: financiado por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) e iniciado el 1 de febrero.

Burkina Faso es una de las zonas más pobres del mundo y la región donde se encuentra Garango, en particular, tiene muchas carencias, tanto sanitarias como educativas. Hablamos de una zona donde las escuelas suelen estar lejos y ser de difícil acceso, donde la cultura tradicional sigue desempeñando un papel central en la vida familiar y donde las familias no siempre quieren enviar a sus hijos a la escuela.

La educación preescolar es casi inexistente: los niños de entre 3 y 5 años no disponen de instalaciones que garanticen una educación adecuada y sirvan de trampolín para su posterior escolarización.

Salud y Desarrollo quiere responder a esta necesidad dando a un centenar de niños la oportunidad de vivir una experiencia escolar, social y educativa. Si éste es el objetivo principal, el secundario es conseguir cambiar la mentalidad generalizada, sobre todo entre la generación de más edad, que sigue mostrándose escéptica ante la necesidad de educar a sus hijos. Mediante un programa de sensibilización, el objetivo es construir una comunidad mucho más consciente y solidaria.

El proyecto, como anticipamos, consiste en la construcción del edificio escolar que albergará a los niños: tres aulas, un comedor y una sala de descanso, además de las salas de servicios y administración. A esto seguirá el suministro de material escolar, la formación de cuidadores de niños y el establecimiento de las tres clases divididas por edades.

Tendremos que esperar hasta febrero de 2023 para ver el proyecto terminado y las primeras clases pudiendo comenzar su andadura, pero ya desde ahora los avances que se han realizado son notables: podemos ver en las fotos cómo la estructura del edificio escolar se ha completado casi en su totalidad exteriormente, el muro de la valla ya terminado y el resto de dependencias en construcción.

El proyecto es absolutamente sostenible y pretende durar mucho tiempo, permaneciendo arraigado en el territorio, gracias a la implicación de primera mano de todos los lugareños: empezando por la comunidad camiliana in situ, hasta los operarios y el personal de la escuela, todos ellos formados por personas de la diócesis de Tenkodogo.

Esperamos que al final del trimestre todo vaya según lo previsto y que el próximo mes de febrero la escuela esté realmente en funcionamiento y lista para acoger a niños de 3 a 5 años de la mejor manera posible. Estamos orgullosos de todas estas piedras que, una sobre otra, están ayudando a construir el lugar de la infancia de tantos niños burkineses.

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